Los amantes de los perros y los apasionados de los gatos realmente tienen personalidades diferentes y hasta se distinguen por su nivel de inteligencia, según ha revelado un reciente estudio.
De acuerdo con los científicos de la Universidad de Carroll en Waukesha, Wisconsin (EE.UU.), que presentaron su estudio en la Asociación anual para la reunión de la revista 'Psychological Science', las personas que dicen que les gustan los perros tienden ser más animadas, enérgicas y extrovertidas, mientras que los amantes de los gatos, por el contrario, son más introvertidos y más sensibles.
El estudio citado por 'Livescience' está destinado a provocar rivalidades entre los dueños de mascotas, dado que una de sus tesis afirma que los amantes de los gatos tienden a mostrar puntos más altos de inteligencia que quienes tienen perros.
De acuerdo con uno de los autores del estudio, el profesor asociado de Psicología Denise Guastello, la diferencia entre las personalidades puede estar relacionada con los tipos de entornos de la gente que prefiere a los gatos y a la que simpatiza más con los perros.
Guastello explica que es más probable que una persona que tiene un perro sea más animada y abierta, porque pasa más tiempo afuera, hablando con otros dueños de perros y en cambio si se es más introvertido y sensible, tal vez se prefiere pasar más tiempo en casa leyendo un libro sin tener que salir con la mascota a la calle a dar un paseo.
Los investigadores también señalan que en la mayoría de los casos las personas seleccionan a los animales en función de su propia personalidad. Así, por ejemplo, los gatos se consideran animales independientes que se mantienen a sí mismos y al igual que ellos, sus dueños recelan de los demás, son inconformistas y no suelen seguir las reglas.
El estudio citado por 'Livescience' está destinado a provocar rivalidades entre los dueños de mascotas, dado que una de sus tesis afirma que los amantes de los gatos tienden a mostrar puntos más altos de inteligencia que quienes tienen perros.
De acuerdo con uno de los autores del estudio, el profesor asociado de Psicología Denise Guastello, la diferencia entre las personalidades puede estar relacionada con los tipos de entornos de la gente que prefiere a los gatos y a la que simpatiza más con los perros.
Guastello explica que es más probable que una persona que tiene un perro sea más animada y abierta, porque pasa más tiempo afuera, hablando con otros dueños de perros y en cambio si se es más introvertido y sensible, tal vez se prefiere pasar más tiempo en casa leyendo un libro sin tener que salir con la mascota a la calle a dar un paseo.
Los investigadores también señalan que en la mayoría de los casos las personas seleccionan a los animales en función de su propia personalidad. Así, por ejemplo, los gatos se consideran animales independientes que se mantienen a sí mismos y al igual que ellos, sus dueños recelan de los demás, son inconformistas y no suelen seguir las reglas.