“Colton Burpo, niño que visitó el Cielo”, reza el encabezamiento de la entrevista de hoy en “La Contra” de La Vanguardia, de la que me he enterado gracias al periodista catalán Albert Torres. El autor de la entrevista, Víctor-M. Amela, podía haberse distanciado de lo que sostiene el protagonista presentándolo como un “niño que dice que visitó el Cielo”, pero no. El antetítulo es toda una declaración de infinita credulidad, como no podía ser de otro modo en una sección que es la mejor plataforma para la promoción de la charlatanería de la prensa española, en este caso al servicio de la promoción de dos disparatados libros, El Cielo es real (2010) y El Cielo lo cambia todo(2102).
“Vi a Jesús, al Espíritu Santo, muchos ángeles… Y los ángeles me cantaban bonitas canciones”; Jesús es “alto, con barba, cabello castaño oscuro y ojos de un azul muy celeste. Su sonrisa es bellísima. Es muy bondadoso, amor puro. Y monta en un precioso caballo blanco”; los ángeles “se parecen a las personas, pero algo más grandes, con alas… Llevan mensajes de Jesús, protegen a las personas, ¡no paran…! El arcángel Gabriel es un bromista, hace reír a todos. Y el arcángel Miguel lleva una gran espada en llamas”… Toda la entrevista es así, llena de tópicos infantiles. Nada sorprendente, teniendo en cuenta el personaje, un hijo de un pastor protestante y bombero de la América profunda.
El niño que visitó el Cielo nació hace 13 años en Imperial, un pueblo de 2.071 habitantes de Nebraska (Estados Unidos). Cuando tenía 3 años, fue ingresado urgentemente en un centro sanitario para que le extirparan el apéndice y, tumbado en la mesa de operaciones, viajó al Cielo. Bueno, eso dice él. Bajo los efectos de la anestesia -por mucho que Amela hable de “una experiencia cercana a la muerte”-, vio a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, a la Virgen María, a todo el santoral, a David y Sansón, y hasta a parientes muertos. En el Cielo, le salió a recibir una niña. Era su hermana. “Me achuchaba, me besaba… Yo era pequeño y eso no me hacía gracia, pero bueno… Luego se lo conté a mi madre y se puso a llorar”, apunta el ya adolescente. Y es que su hermanita fue un aborto que su madre sufrió tres meses antes de su concepción. Burpo presenció también la batalla final entre las fuerzas de Dios y de Satán, con la victoria del primero, siento reventarles el desenlace. ¡Ah!, el Cielo es muy bonito y allí no hay viejos: todos, hasta los que han muerto a avanzadísimas edades, son jóvenes. Impresionante, ¿verdad?
Esta historia la plasmó su padre, Todd Burpo, en el libro El Cielo es real. Contó para ello con la inestimable colaboración de la periodista conservadora Lynn Vincent, que firmó con Sarah Palin las memorias de la representante del Tea Party. Hasta el momento, ¡se han vendido más de 8 millones de ejemplares! Así que la familia Burpo está ahora en el Cielo. Mientras tanto, algunos periodistas viven en el País de Nunca Jamás. Luego querremos que nos tomen en serio.